Estuve más que alegre durante el día, porté una sonrisa tan sincera que no se podía disimular. Se acercaba el momento de verlo de nuevo, tomé un delicioso baño y después procedí a arreglarme un poco para él; seleccionando cautelosamente el atuendo indicado. Pasaba el tiempo y él seguía desaparecido, esperé y esperé, mientras esperaba.
Finalmente una voz dentro de mi dijo: "no vendrá", la tristeza invadía mi alma lentamente, tomé mis cosas y me fui a dormir, vestida de princesa para el Principe que nunca llegó. Mientras cerraba los ojos intentando dormir, las lágrimas corrían por mis mejillas, una tras otra, y mi pecho sentía un pesado apretón. ¿Dios mío, qué es lo que me pasa? —fueron mis palabras. Y mi voz interna decía, "bienvenida de vuelta al mundo del amor".